El amarillismo y la instrumentalización de la turismofobia en Barcelona para fines políticos o corporativos, es lo que algunos han considerado apropiado para tratar el espinoso tema de la irritación turística que crece en la ciudad. ¿Quienes son?. ¿Quien ha llegado a hablar de cristales rotos?.
Los hoteleros
Nos sentimos indefensos.
El poderoso lobby hotelero de Barcelona le ha dicho a la prensa que se siente indefenso. En unas protestas contra la gentrificación y el turismo masivo se habían lanzado huevos, pintura y un bote de humo contra dos hoteles. El ayuntamiento lo condenó, pero no tan firmemente como les gustaría a los hoteleros.
Para ellos la irritación turística de los barceloneses no esta causada por las molestias que sufren. En realidad son los partidos políticos y las «asociaciones con intereses» las que han fomentado la turismofobia en Barcelona. Han conseguido embaucar a los vecinos con una palabra de moda que nombra un fenómeno que no existe, según ellos: turistificación. Además, como el ayuntamiento nunca dice que el turismo supone el 15% del PIB de la ciudad, criminaliza al turismo.
Este argumento es una versión de la amenaza fantasma del turismo de la que ya hemos hablado. Es una estrategia que utiliza la industria turística para no tener que responder por los impactos negativos de su actividad. Funciona así:
Los que tienen intereses en que el negocio del turismo siga como hasta ahora, acusan a los que quieren regularlo de generar turismofobia. Invocando esa palabra contra ellos pretenden proteger a la sociedad de esa amenaza fantasma que esconde supuestamente el turismo. Mejor que nadie lo critique o lo regule y dejarlo tal y como está. Solo unos insensatos se atreverían a meterse con él, porque no se sabe cuales podrían ser las consecuencias.
¿La receta de los hoteleros para el malestar del ciudadano de Barcelona?: business as usual (volver al negocio como siempre).
Los tabloides y la prensa
Los ocho sitios que más odian a los turistas.
Últimamente un periódico inglés que ha incluido a Barcelona en un ranking de lugares que odian a los turistas (en inglés) ha estado teniendo mucha repercusión. La política turística municipal es la única razón que cita. A The Independent no parece gustarle mucho el nuevo ayuntamiento de Barcelona, probablemente por motivos ideológicos.
El titular se ha hecho viral en España aunque pocos hayan entrado a leer el contenido. Si lo hicieran encontrarían un artículo de 600 palabras con un contenido bastante pobre. Igualmente, la prensa de aquí se ha hecho eco con titulares como: La prensa inglesa da un palo enorme a Ada Colau con grave repercusión turística. Utilizar la turismofobia como un dedo acusador con el que demonizar a tu rival es una tendencia al alza para este verano.
La oposición en pleno
Quien siembra turismofobia recoge cristales rotos.
La Comisión de Economía y Hacienda del Ayuntamiento ha celebrado un pleno urgente para tratar la turismofobia en Barcelona. El Partit Demòcrata Catalá, Ciutadans, el PP y ERC han votado juntos para aprobar una proposición. En ella se reproducen los mismos argumentos del sector hotelero que hemos comentado. Se pide al gobierno municipal que detenga su discurso de criminalización del sector turístico en Barcelona.
Varios de los concejales han calificado de alarmantes los incidentes con huevos y pintura en hoteles. Según cuenta El Periódico, el portavoz del PP, Javier Mulleras ha repetido: «quien siembra turistofobia recoge cristales rotos», añadiendo: «Se empieza con los cristales rotos, se sigue quemando contenedores, y se acaba con atentados mucho más importantes».
El problema es que los incidentes de turismofobia en Barcelona están generando tanto interés que cualquiera que quiera llamar la atención ya sabe donde están los focos. La expectación está asegurada para el que tenga alguna ocurrencia y ya se ha señalado al ayuntamiento como culpable en su lugar.